Los talleres de mecanizado son un ejemplo de cómo la máquina de control numérico (CNC) ha optimizado la producción y las condiciones de trabajo.
Desde la Revolución Industrial, la sustitución del operario por la máquina ha sido una amenaza ante la posible pérdida de puestos de trabajo. ¿Confirma esta suposición que estamos anclados en un paradigma del pasado y tenemos miedo al cambio?
Las empresas y talleres de mecanizado por arranque de viruta son un ejemplo de cómo la máquina de control numérico (CNC) ha optimizado la producción y las condiciones de trabajo. Los robots, máquinas CNC y los avances tecnológicos se han ocupado de tareas excesivamente repetitivas que, además, requerían un alto grado de seguridad y precisión, transformando las labores y la estructura de la plantilla de trabajo.
Hoy en día, resultan imprescindibles los ingenieros y técnicos en mecanizado, expertos en dibujo (CAD-CAM) y organización de la producción. Las funciones de responsables de calidad y mantenimiento también se han sometido al cambio, utilizando nuevos sistemas de medición. Otras piezas claves en el sector del mecanizado como son los torneros y fresadores han sustituido un trabajo puramente manual por el control y la programación de la máquina CNC. Son nuevos puestos de trabajo y adaptaciones a los avances tecnológicos que hace 20 años ni nos hubiésemos imaginado.
La velocidad en la que se desarrollan las nuevas tecnologías redefinen continuamente los esquemas de trabajo de empresas y talleres de mecanizado, exigiendo una continua adaptación porque los trabajos que hacíamos ayer, hoy están desfasados y mañana, ya no existirán.